1. Aeons; 2. Raising Hell; 3. Book Of Stars; 4. Starchild; 5. Universality; 6. Dreamer; 7. Someday Somewhere; 8. Gate Of Mind; 9. Dance Of Life; 10. One Million Dreams; 11. Out Of Control
Ya era tiempo de toparnos con algo de power, y lo hemos encontrado con el mejor nivel posible en uno de los trabajos de los marselleses Galderia, en este caso el tercero, titulado Royaume de l'Universalité, a pesar de que todas las letras están en inglés. Galderia es un grupo con una trayectoria consolidada. Pese a fundarse nada más que a mediados de la década pasada, pueden presumir ya de contar con cinco lanzamientos, dos EPs y tres larga duración. Este disco del que hoy os traemos la crítica es precisamente el último que se editó con licencias libres, al cuál siguió el EP "Rise, Legions of Free Men" en 2010, y el muy reciente Universality, de este mismo año, ambos ya con licencias copyright tras fichar por la discográfica Metalodic Records. Su espíritu: traer algo de luz a la oscuridad con su música, lo que desde luego consiguen con su power metal clásico, enérgico y optimista. El disco es una sucesión de himnos a cual más motivador, de esos que te ponen la sonrisa y el buen rollo en el cuerpo nada más empezar a sonar. Por supuesto que Galderia bebe directamente de Gamma Ray, siendo esa la influencia más notoria, junto a Helloween o, a ratos, Axel Rudi Pell. Pero la verdad es que ante todo, podría haber sido un disco más de Gamma Ray. Es extraño que un trabajo que hace gala de un sonido tan descaradamente parecido al de Kai Hansen llegue a despertar tan buenas sensaciones. Puede ser porque en realidad un estilo así ya no es tan común ni dentro del power metal, más inclinado al rollo melódico-sinfónico en la actualidad y más alejados del sonido clásico de mediados de los 80. O bien puede ser que el power es un estilo al que hay que acercarse con la nariz tapada de la cantidad de morralla que ha crecido alrededor del género y sorprenda ver algo tan bueno. El caso es que este Royaume de l'Universalité me parece un absoluto discazo. En tres palabras: clásico, directo y de calidad.
La temática la tenéis ya reseñada en la portada: rollo espacial. Encima. Vamos, que cualquiera que conozca la trayectoria de Kai Hansen se habrá acordado de Iron Savior o de su disco Somewhere Out In Space parido con Gamma Ray.
Y así tenemos tres cuartos de hora de épica felizona que comienzan con la intro Aeons para pasar enseguida a la primera descarga, Raising Hell, un trallazo directo cargado de buenas vibraciones, con subidón incluido en ese apoteósico estribillo que cabalga sobre el doble bombo, como tiene que ser, por supuesto. Esto promete, y Book Of Stars no hace sino confirmar nuestras expectativas. En este caso tenemos un medio tiempo de unos seis minutos, la canción más larga del trabajo, que progresa a base de un riff entrecortado y donde toma protagonismo la voz, con cierto aire de narrador de historias, sonando un poco más por encima que en el resto de canciones. Excelentes esos fraseos de guitarra folk irlandeses, que se explayan a gusto motivándonos cosa mala, alternándose con unos coros propios de la apertura de Don Quijote, aquella serie española de dibujos animados que El Reno Renardo versionó con todo cariño ("Anchooo cipote, cipoteeeee ancho").
La velocidad llega de la mano de Starchild, presentado por unos ligados vertiginosos que preceden el latigazo que se avecina. De las más rápidas y directas, y donde las guitarras suenan con más fuerzas. Gracias, oh, Kai Hansen, por crear estos estribillos, y que otros pillen el testigo de forma tan magistral como Galderia. Lo que por cierto se puede apreciar igualmente en otro temazo como es el que viene luego: Universality, a destacar especialmente por el fraseo tan pegadizo que lleva, que a la vez sirve de melodía principal para el estribillo. Algo siempre facilón pero efectivo ¿verdad?
Tenemos ya la moral por las nubes, y es entonces cuando llega el momento de Dreamer, un interludio en la batalla. Se trata de una balada con aire bardo, bastante celestial y emotiva. Podéis reíros lo que queráis de esta canción, que por muy azucarada que sea a mí me ha parecido una joyita. La tonadilla sin letra que se canturrea aquí lleva unos días acompañándome por mis tareas del hogar y no me abandona fácilmente. Someday Somewhere nos sirve un pequeño giro con matices más melódicos que bien podrían recordar a un tal Axel Rudi Pell, es decir, menos virtuosismo y un estribillo tan simple como bueno, dejando el feeling para fraseos sencillos de guitarra.
Gate Of Mind es otro cañonazo que nos vuelve a enchufar plenamente en el disco. Desde luego que este debería estar en el podio de Galderia. El buen rollo no decae, y de un tema cañero y acelerado cargado de buenas sensaciones como Gate of Mind pasamos a Dance of Life, otro pedazo de himno que se desenvuelve a base de ritmos galopantes, con un cambio de tonalidad al final y un acompañamiento de coros que nos pone palotes (¿Qué, la metemos en el podio también? Porque vaya temón). Que no decae el tema vamos. Y eso que ya entramos en la penúltima, One Million Dreams, seguramente la canción más variada y con más desarrollo instrumental, y que estoy seguro de que me sabe a menos solamente por las dos anteriores. Pero la faceta solista está que se sale. Y terminamos con Out Of Control, excelente despedida con otro tema alegre y movido, lo que ha sido la tónica general del disco.
En fin, puede que a vosotros algo tan parecido a los Gamma no le veáis el mérito, pero no sé, es que cuando algo está tan tan bien hecho y que además destila tan buen gusto y excelentes melodías por los cuatro costados, para mí solo cabe inclinarse ante el resultado. Y encima van y le ponen una licencia BY-SA, para rematar la faena con más buen rollo todavía. Para llorar de emoción. Gracias, Galderia.
LICENCIA
Excelente.. alumnos del dios del power metal
ResponderEliminarSin duda alumnos aventajados. La verdad es que es uno de esos discos libres que son apuesta segura cuando quiero power europeo felizón. Buenísimos. Un saludo.
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