1. B.O.F.
2. Joy Machine
3. Rock n Roll Freak
4. Confession of Obsession
5. Efficient Death Order
6. Living Dreams
7. Lost Nigh Butterfly
8. Dance of Senses
9. Unspoken
10. One Night
11. Game
12. My Way
Ya era hora de que nos saliera algo sleaze licenciado con Creative Commons. Estamos de suerte, ya que hemos descubierto a los polacos Joy Machine, grupo que nos ha regalado su disco de hard rock escandinavo-angelino puro titulado "...To Be Rock And Not To Roll...", compuesto por doce pistas repartidas en tres cuartos de hora. Joy Machine proceden de Varsovia y de momento cuentan este único LP, pero vamos, no les hace falta más para presentarse, ya que pronto queda claro que este trabajo queda inserto en la corriente "neosleazy" (por llamarle de alguna manera) que hace furor en Escandinavia en estos momentos y desde hace ya unos años, y que viene protagonizada por bandas como Crazy Lixx o Crashdiet. La formación está integrada por: Łukasz SNAKE Szemraj- voz; Kamil Kondracki- guitarras; Jan JACHU Nawrocki - bajo (que además ha contribuido haciendo la portada del disco); MISIEK Ślusarski-batería. Si hace falta definir el disco en una frase, diría que tiene una pegada brutal, unos riffs cojonudos de guitarra con frecuente presencia de armónicos tipo "Zakk Wylde" y, finalmente, que no inventan nada nuevo ni lo pretenden. Eso sí, estos Joy Machine son todo actitud y pose macarra. Todo según el guion.
Salen a la palestra con B.O.F., su patada en la cara de presentación, sacando de paseo unos riffs de campeonato apoyados en un estribillo coreable como pocos, con esos "Fire, Fire" dando pegada al conjunto. Sirven luego con el tema homónimo, un poco más bajo de revoluciones, ese sensacional Joy Machine, un poco más comercial y vacilón, típico de unos Crazy Lixx cualquiera. Muy radiable, y por eso está lista para vuestra escucha. Tras la pista homónima llegan dos descargas atropelladas de hard rock casi heviorro, primero con Rock n Roll Freak, buen tema aunque quizá algo falto de sustancia más allá de la fuerza, y luego con una mucho mejor Confession of Obssesion, donde oímos unos cambios muy buenos, coros potentes y estribillo que pide "Make Me Feel Better" a gritos. No decae la cosa con Efficient Death Order, más de lo mismo aderezado con algunos licks "slashianos" y un interludio melódico típico del género.
Living Dreams pisa un poco el freno, y lo hace bien, porque sinceramente esto empezaba a desbocarse. De todas formas se trata de una falsa balada, muy inquietante, que luego acaba en un medio tiempo que rememora a Skid Row con bastante solvencia. De las mejores del disco en mi opinión. Joy Machine vuelve por sus fueros con Lost Night Butterfly, medio tiempo rítmico y entrecortado, para mí un poco más de relleno, al menos en comparación con lo que viene luego, tanto la genial Dance of Senses como Unspoken, mucho más variadas y con más chica. Posibles podios del disco sin duda, ahí están juntas.
Tras una más bien discreta One Night, Joy Machine nos van diciendo adiós con la penúltima, Game, que, aunque empieza con un riff de metralla luego se reconduce por tramos musicales más "emo-sleazys", propios de un os melódicos Crashdiet. El final con My Way nos depara otro momento comercial y efectivo. Como no podía ser de otra manera, se despiden con una canción de autoreafirmación rockera y unos cuantos fuck por aquí y allá.
Este disco es una apuesta más que segura para todos los que les pierda el sleazy angelino reciclado en Escandinavia (en esta ocasión embotellado en Polonia con denominación de origen). Lo de reciclado lo decimos por supuesto mejorando a Hanoi Rocks, que prácticamente lo inventaron junto con Motley Crue. De todas formas y volviendo al disco, a veces echo de menos un poco más de variedad en algunos temas. Quizá cuando pierden un poco de mecha a favor de la composición es cuando más me dicen. Eso es lo que pasa en las canciones que más me han gustado: Joy Machine, Living Dreams, Dance of Senses, Unspoken o la propia My Way. Pero vamos, que de todas formas el disco es un pepino. Sin duda hay que seguir la pista a estos Joy Machine.
Living Dreams pisa un poco el freno, y lo hace bien, porque sinceramente esto empezaba a desbocarse. De todas formas se trata de una falsa balada, muy inquietante, que luego acaba en un medio tiempo que rememora a Skid Row con bastante solvencia. De las mejores del disco en mi opinión. Joy Machine vuelve por sus fueros con Lost Night Butterfly, medio tiempo rítmico y entrecortado, para mí un poco más de relleno, al menos en comparación con lo que viene luego, tanto la genial Dance of Senses como Unspoken, mucho más variadas y con más chica. Posibles podios del disco sin duda, ahí están juntas.
Tras una más bien discreta One Night, Joy Machine nos van diciendo adiós con la penúltima, Game, que, aunque empieza con un riff de metralla luego se reconduce por tramos musicales más "emo-sleazys", propios de un os melódicos Crashdiet. El final con My Way nos depara otro momento comercial y efectivo. Como no podía ser de otra manera, se despiden con una canción de autoreafirmación rockera y unos cuantos fuck por aquí y allá.
Este disco es una apuesta más que segura para todos los que les pierda el sleazy angelino reciclado en Escandinavia (en esta ocasión embotellado en Polonia con denominación de origen). Lo de reciclado lo decimos por supuesto mejorando a Hanoi Rocks, que prácticamente lo inventaron junto con Motley Crue. De todas formas y volviendo al disco, a veces echo de menos un poco más de variedad en algunos temas. Quizá cuando pierden un poco de mecha a favor de la composición es cuando más me dicen. Eso es lo que pasa en las canciones que más me han gustado: Joy Machine, Living Dreams, Dance of Senses, Unspoken o la propia My Way. Pero vamos, que de todas formas el disco es un pepino. Sin duda hay que seguir la pista a estos Joy Machine.
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