Heavy en plena globalización. Foto: Lewenhaupt |
Buenas de nuevo. Hace
unos meses decíamos que Italia era la “potencia mundial” en lo
que se refiere a hard rock y heavy metal de calidad y licenciado con
Creative Commons, pero a estas alturas de la película ya tenemos
claro que hay tres países más con los que compartir tal honor:
Francia, Polonia y... sorprendentemente o no, España. Como decíamos
en aquella editorial que titulamos “¡Forza Italia!” no sabemos
tampoco a qué se debe este hecho, simplemente es un hecho. Desde
Francia destacan singularmente grupos como Holy Pain, Galderia o
artistas como Eglyn, entre otros (vaya pedazo de disco instrumental
el Random de Eglyn, no me cansaré de recomendarlo). Polonia, por su
parte, es un ejemplo genial de cómo Creative Commons expande la
música fuera de los cauces normales de esto que se llama
“promoción”, llevándola a nuestros oídos de forma libre,
gratuita y legal, y demostrándonos que en los países que no son los
sota, caballo y rey del heavy metal (léase Estados Unidos, Reino
Unido y Alemania) hay montones de buenos grupos esperando a ser
descubiertos. Esos tres países “primeros hachas” del heavy que
mencionamos son precisamente aquellos cuyas bandas son más renuentes
a licenciar sus trabajos de forma libre o semilibre.
Podríamos presumir
de gafapastismo underground, y decir que nos gustan más los grupos
heavies de Emiratos Árabes Unidos, Albania o Madagascar que los de los países del rock de toda la vida. Pero la
verdad es que es probablemente gracias al factor “missing” de
anglosajones y teutones en el hard&heavy libre, que hemos puesto
la atención en músicos de otros países. Y no hay mal que por bien
no venga. Ya lo creo que no. El resultado hace justicia a grupazos
que merecían ser rescatados de su “circuito local”.
Que esto del circuito
local, por cierto, es otro de los síndromes que padecen, muy a
menudo de forma injusta, los grupos españoles, con o sin copyright.
Al hecho de que sean españoles se une el que frecuentemente utilicen
el idioma de Cervantes para expresarse, mientras que los polacos,
italianos y franceses se han pasado al inglés. Aunque esto queda
algo compensado con el mayor poder de convocatoria que tenemos en
Latinoamérica, y viceversa. Sea como sea, a estas alturas hay tantos grupos de España que hacen heavy y hard rock libre de calidad
que hay que rendirse a la evidencia: Maldia, Visions of Tragedy,
Wolfgun, Johnny B. Nasty, Inordem, Daniel Bautista... y lo que nos queda por
descubrir.
Y hablando de
Latinoamérica, debo reconocer que no hemos encontrado mucha oferta,
de momento al menos, que reúna nuestros tres requisitos: libre, de
calidad y hard&heavy. Esto me extraña por dos cosas. Me extraña
en primer lugar conociendo la calidad que tienen muchos grupos -ya
clásicos incluso- de allí, especialmente de Argentina (aunque esto
último solo se refiere a nuestra experiencia y gusto particular). A
ver si pronto nos cae una buena “placa”, que dirían algunos,
para hacerle la crítica y difundirla en condiciones. El segundo
motivo por el que no se explica la falta de cantidad de grupos
latinoamericanos copyleft es precisamente lo difundido que está ese
movimiento por Latinoamérica. En fin, probablemente todo se deba a,
como dijimos en la otra ocasión, “que no estemos mirando bien”.
Desde aquí invitamos a todos los lectores que se meten en Hard&Free
desde el otro lado del charco para que nos iluminen al respecto.
De cualquier forma, esta
aventura de Creative Commons está siendo mucho más enriquecedora de
lo que en principio pensé: algún grupo ha caído de Alemania y de
Estados Unidos, pero también de países que uno no imaginaría a
priori: Ucrania y sus bluesmen haciéndonos flipar a base de bien,
Hungría y sus Thornwill -nuestro grupo copyleft favorito-, Polonia
(Nihil Quest, Joy Machine, Black&White ¡presentes! -y lo que
vendrá pronto, no os perdáis este mes-). Y nos damos cuenta de algo
peculiar: que esa “sorpresa” por descubrir grupazos de países
“raros” no deja de ser absurda, porque en todos los países se
debería hacer buena música de rock. Y poder acceder a ella es toda una
“liberación” de ideas preconcebidas. En efecto, quizá es tiempo
de preguntarnos hasta qué punto nuestro chip “angloteutón” ha
funcionado a modo de “visión tunel”.
No quiero que se entienda
esto mal: sería de tontos menospreciar ahora a la cream de la cream
del hard&heavy: Reino Unido, Inglaterra y Alemania, o países que
les siguen muy de cerca: Canadá, en general los países
escandinavos, Irlanda, Suiza... Y sería de tontaina entre otras cosas porque
la música que tanto nos gusta viene de esas latitudes. Ojalá hubiera una eclosión de Creative Commons en esos países. Me quedo corto imaginando los beneficios culturales que tal cosa podría tener para la difusión del rock. Pero, por otro lado, parece
que definitivamente ha llegado ya el momento de la “emancipación”
de otros países. La base del heavy y el rock siempre será
anglosajona, esto no queremos que cambie. Simplemente ahora contamos
con la ventaja de poder descubrir grupos de otros lados a un solo
click (que ya les tocaba ¿no?). Pues eso. Nos encanta la
globalización. Vamos, reconócelo. La globalización puede ser buena.
Saludos de Hardandfree.
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