¿Existiré de aquí a dos años? Imagen: labguest |
Hola de nuevo. Tercer mes
de esta aventura y la mar de contentos con cómo va quedando la web.
Nada profesional, de momento, pero al menos en información y música
se va formando ya un buen poso de heavy, hard y rock copyleft.
Habréis advertido algún cambio en la web: algún detalle estético, nuestro nuevo “canal”
de TV y, entre otras cosas, la falta de “puntuación” en las críticas de
discos, al contrario de lo que habíamos hecho hasta ahora. Este último cambio es muy fácil de explicar. En realidad
se debe a que aquí ponemos de lo bueno lo mejor, así que no tenía
mucho sentido andar dando puntuaciones cuando nuestra selección, a
humilde que sea, está compuesta de discos muy buenos. Eso sí,
mantenemos nuestro tampón y sello de calidad especial, para aquellos
trabajos que realmente hayan marcado la diferencia y se encuentren en
las alturas del hard & heavy copyleft. Y es precisamente por eso
también que hemos eliminado el apartado “Promociona tu banda”
(bueno, a decir verdad, he guardado la página en “Borradores”,
que no nos atrevemos a fusilárnosla así como así). Nos gusta la
manera en que discurre el blog, reseñando lo que realmente nos gusta
y desechando lo demás (que no ha sido poco, por cierto). Así que,
francamente, no queremos asumir el compromiso de hacer una crítica
de un disco que no nos guste. De todas formas, si tienes algo
realmente grande que vaya con el estilo de la música que escuchas
por aquí, mándanoslo al email, que una cosa tampoco quita la otra.
Y queremos aprovechar la
ocasión para comentar lo mucho que ha mejorado la difusión de la
música no libre gracias a internet. Y no me refiero, por
supuesto, a la piratería, sino a los cauces de distribución legal
de la música que se acoge al negocio de toda la vida. Lo de
adaptarse o morir se lo están tomando verdaderamente al pie de la
letra, y aquí nos alegramos de ello. Se están desarrollando tantas
oportunidades para escuchar música con copyright sin que venga el
tío del saco a multarte, que alguno se preguntará -con algo de
razón, por lo demás-, si esta aventura de Creative Commons tendrá
sentido dentro de un par de años. En efecto, las oportunidades de
escuchar música con todos los derechos reservados por vías
legales, como el streaming, han aumentado mucho en los últimos
años, y el ejemplo claro son plataformas como Spotify o
Grooveshark -no precisamente a gusto de la industria
americana esta última-. Dichas plataformas hacen posible al usuario
de internet escuchar la canción que le dé la gana, prácticamente
a la carta y solo a cambio de un poco de publicidad maloliente. Pero
ya no estamos hablando solo de la posibilidad de escuchar música con
copyright. El ámbito de la comunicación pública de la música ha
sufrido un buen revolcón con la llegada de Radionomy, que
permite que cada hijo de vecino tenga su radio on-line y pueda emitir
música con todos los derechos reservados de forma legal, a
condición, eso sí, de que te escuche mucha gente.
Todo
eso está muy bien, dirán algunos, pero ¿y la descarga qué? Por
mucho streaming que haya, al final no puedes meter la canción en tu
mp3 para escucharla sin estar conectado a internet. A no ser que
pagues. Muy cierto. Pero a eso hay que contestar que cada vez está
teniendo más auge lo que llamaríamos “copyright buenrollito”,
es decir: me reservo todos los derechos y estampo en mi obra una
cacho de “c” rodeada por un círculo, pero permito que te
descargues mi disco gratis de mi página web. Es lo que hace Jevo con
todos sus grupos, desde el Reno Renardo a Solitude, sin acudir a
Creative Commons o a otras licencias libres. Por no hablar de
excelentes iniciativas de discográficas que, acudiendo al copyright
de siempre, permiten la descarga gratuita de las obras de sus
artistas. Este es el caso de Don't Pay For Music, desde
cuya web, previo registro, hemos podido bajar gratis el disco “Abuso
de Poder” de nuestro adorado
Andrés Barilari.
Y
esto sí que hace que uno se pueda preguntar la diferencia real entre
esta práctica -copyright con descarga gratis y legal- y acudir a
Creative Commons. Sin embargo la hay y mucha. Porque la diferencia
entre copyright y copyleft nunca ha estado en que la primera fuera de
pago y la segunda gratis. La diferencia está en la libertad. La
diferencia está en que, gracias a las licencias libres, webs como
estas son posibles. Por muy gratis que sea lo que te bajes, si tiene
“copyright” nunca es libre. Y eso quiere decir que, salvo
escuchar la música que te bajas en privado, no puedes hacer mucho
más con ella. Pero si la música está licenciada con Creative
Commons o con otro sistema similar, podemos subir y bajar portadas y
música, pinchar temas en la radio, hacer un recopilatorio propio de
canciones copyleft y subirlo a la red con tu propia portada, poner
música a tu corto Creative Commons, etc. etc... En resumen:
comunicar, compartir, difundir e intercambiar cultura -y en nuestro
caso, nunca por dinero de por medio-. Esta es la parte más increíble
y más revolucionaria de las licencias libres o semilibres, esto es
lo que nunca podría hacerse con música “de todos los derechos
reservados” y es a veces lo que más cuesta que la gente de a pie
perciba.
A
embarullar todo esto contribuye sin duda la confusión que se monta
con los términos copyright y copyleft, y que hasta cierto punto es
inevitable. Sabemos que Creative Commons tiene también “copyright”,
es decir, que tiene derechos de autor. Y al hilo de esto, es verdad
que la diferencia tampoco ha estado nunca entre “copyright” y
“copyleft” -aunque aquí usamos esa diferencia para que no nos
estalle la cabeza con discusiones terminológicas-. De hecho,
piénsalo por un momento: si alguien que utiliza el símbolo del
copyright para su música te deja que te la descargues, la verdad es
que está siendo, en actitud por lo menos, bastante “copyleft”. Y
es que la diferencia real está entre la música “con todos los
derechos reservados” y la música “con algunos derechos
reservados”, que es la nuestra, la de Creative Commons. La
diferencia es, de nuevo, la libertad de uso. Para hacer cualquier
cosa con música “con todos los derechos reservados” tengo que
pedir permiso cada vez al autor, lo que afortunadamente no ocurre con
las llamadas licencias copyleft, donde ya cuentas de antemano con el
permiso, al menos con el permiso para lo básico.
Pero
hasta Jamendo se equivoca: cuando le das al link de descarga de un
disco de su página se te dice: “es gratis y legal para uso
privado”. No señor: es gratis y legal para uso público también
(y para prueba esta web), siempre que respetes los “pocos derechos
reservados” del disco que te has bajado -en concreto, “no hagas
pasta con mi música por el morro si no me pides permiso o me pagas”
es el derecho más frecuentemente reservado en Creative Commons-.
De
todas formas, estamos a favor del “copyright con buen rollo”.
Estamos agradecidos, de hecho. Puede que añadamos un apartado para
este sector de la música tradicional. Puede. De momento, sigamos
disfrutando de CC, y pásame otra aspirina a mí también.
Saludos
de Hard & Free
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